Despejar un espacio. Tómese un momento para darse permiso para reposar. Mental o físicamente, despeje un espacio que sea su territorio personal donde no pueda ser importunado por preocupaciones, llamadas de teléfono u otras exigencias externas o internas. Tenga en cuenta que si hubiera una verdadera emergencia, Ud. sería perfectamente capaz de responder de forma adecuada, pero de otro modo, no necesita ocuparse de nada en este instante. Si hay algo que le preocupa, puede calmar su mente anotándolo en un papel al que volverá más tarde.
1. Empezar a relajarse. Tome asiento en silencio y concéntrese en la respiración.Suspire hondo unas cuantas veces, sintiendo que cada suspiro empieza por la parte superior de la cabeza y va bajado por su cuerpo hasta salir por las plantas de los pies. Tanto si los tiene abiertos como cerrados, rote los ojos hacia el techo y luego déjelos caer. Fíjese en cualquier tensión que tenga en el cuerpo y aflójela. Imagine que manda un aliento de paz a cada parte del cuerpo.Recuérdese a sí mismo que no tiene nada que hacer, ningún sitio a donde ir ni nada de que preocuparse en este momento.
2. Relajar cuerpo y mente. Lleve la atención a cada parte de su cuerpo por turno.Pies, piernas, etc. Sienta cómo están y salúdelos. Ahora ténselos y note la sensación que produce; luego relájelos, y deje que el aliento de paz vaya ahí.Luego diga: “el pie esta relajado y pesa, y a medida que el pie se relaja yo siento una profunda paz en mi interior” o simplemente: “Pesado y cálido, cálido y relajado”. A medida que vaya pasando a otras partes del cuerpo, mencione también por las que haya pasado, por ejemplo: “Los hombros relajados y tranquilos, el pecho y las piernas relajados y tranquilos, los pies cálidos, relajados y tranquilos”. Cuando llegue a la cara y la cabeza, incluya el cuero cabelludo, los músculos que rodean los ojos, los labios, la lengua y la garganta. Deje que la relajación llegue a su mente. Imagine que hay una pequeña persona en su cabeza que barre todos los pensamientos y preocupaciones y los recoge en un pequeño montón de polvo. Usted siente el cosquilleo de la escoba en los pliegues del cerebro. Entonces, lo echa fuera de un soplido. Ahora, esta personita tiene un pote de pintura lleno de luz blanca, y pinta con ella el interior del cerebro.
3. Permitir que descienda la pesadez oscura y que surja la ligereza. Si no tiene los ojos cerrados, ciérrelos y note que sus párpados son una persiana pesada y oscura que no podría levantar aunque lo intentara. Imagine que tiene una persiana oscura en la parte superior de la cabeza, estírela hacia abajo por el cuerpo y deje que la pesadez descienda hasta el suelo. Permita que desde el suelo se eleve una sensación de ligereza que le suba por el cuerpo hasta la mente. Que su mente o espíritu sean ligeros y salgan flotando, como a través de un agujero en la coronilla, como una nube en una tarde de verano.
4. Imágenes que inviten a la relajación. Cualquiera de las alternativas siguientes funciona de maravilla. Pruebe las dos.
a. Entrar en un yo relajado. Piense en algún momento en que se haya sentido plenamente relajado y a gusto consigo mismo, o en alguna actividad que le haga sentirse de este modo. Podría ser algo tranquilo como escuchar música. Cuando tenga un cuadro de sí mismo sintiéndose así, entre en la imagen y acompase su respiración con la de esa persona relajada.
b. Crear un santuario. En la imaginación, vaya a un lugar donde haya sido feliz o pudiera serlo: un lugar real o imaginario. Y, si lo desea, puede construir una casa allí, hecha de cualquier material, real o imaginario, que le apetezca. Y en este lugar, donde hay un sentimiento profundo de paz, puede permanecer durante días y días, aunque no sea mas que un minuto de tiempo real.
5. Cuenta atrás para profundizar. (Optativo si quiere profundizar aún más) Dígase a Ud. mismo: “Voy a contar de diez a uno, y con cada numero me sentiré mas relajado pero también atento, cada vez mas en contacto con mi ser interior.Diez... más y más profundo, nueve... más y más relajado, ocho... etc.” A medida que cuenta atrás, tal vez le sea útil imaginarse bajando los escalones que conducen a un río, el número 10 es el superior y los escalones se acaban en el cero buscando el río.
6. Inventar una fórmula de relajación. (Optativo pero muy útil, ya que le provee de una formula rápida para relajarse en el futuro) Cuando se sienta completamente en paz, permita que surja una imagen, o una palabra, que represente este sentimiento, y junte los dedos pulgar e índice de cualquiera de las dos manos.Dígase a sí mismo: “Al repetir esta palabra o imagen y juntar los dedos me siento más relajado y en paz, y cada vez que lo haga en el futuro me devolverá esta maravillosa sensación y cada vez que lo utilice mejor funcionará”.
7. Trabajo con imágenes. Una vez relajado, es el momento del trabajo propiamente dicho, o de pensar, planificar o incluso soñar despierto, según prefiera. A algunas personas les resulta mejor crear un contexto espiritual cuando practican el trabajo con imágenes, invocando un poder o conciencia mas elevados que el propio “yo consciente”: Dios, la Diosa, María, un maestro espiritual evolucionado, Yo Superior o cualquier cosa o persona que parezca apropiado. Esto puede proporcionarle una maravillosa sensación de seguridad y paz, y puede salvaguardarle de una de las trampas en las que es más fácil caer después, apegarse demasiado al propio poder personal. Así pues, si lo desea, dedique un momento a invocar esta conciencia superior, y pídale que le proteja y le dirija al entrar en el reino de la imaginación.
8. Emerger. Una vez realizado el trabajo de pensar o imaginar, y desee emerger del estado de profunda relajación y atención, dígase: Voy a contar de uno a cinco y con cada número me sentiré más despierto, pero aun relajado, y cuando diga cinco abriré los ojos, sintiéndome relajado y atento, mejor que antes, como si hubiera disfrutado de un largo sueño reparador. Uno... etc.
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