El hombre vive su vida en medio de tensiones excesivas, prácticamente al límite de su capacidad de adaptación, incluso el medio laboral se ha convertido en un campo de conflictos que afectan a la experiencia de la vida entera.
Por un lado tensión, por otro monotonía , la compleja relación entre un estado de distres y otro de aburrimiento repetitivos lleva al hombre de forma mecánica a un estado de conciencia inferior al que le corresponde como ser humano, y desde ese estado vive la vida, no es de extrañar que a partir de ahí las experiencias se vean interpretadas en base a este particular estado de conciencia, que no me permitirá ver las cosas como son, sino como soy yo. Y es así en cada caso, en todos los casos.
¿Es acaso el mundo tenso y hace al hombre como es, o un hombre tenso crea un mundo mecánico, lleno de reglas y rígido al extremo?. Existe una relación entre el mundo que habito y yo mismo que a veces resulta difícil diferenciar entre uno y otro, llegamos a sentir el mundo más que a nuestro propio cuerpo. Incluso más allá: no diferenciamos entre lo que ocurre allí fuera y la reacción que produce en mí.
Pero si no me percibo ¿cómo podría establecer una relación adecuada en y con el mundo exterior, esta es la clave, y eso es lo que logra la relajación: restablecer un contacto con mi propio yo, con lo que pienso, siento, con mis emociones.
Solo a través de la propia percepción puedo ver mi cuerpo sufrir inútilmente con las emociones negativas. La relajación facilita un orden interno, establece una jerarquía original desde la que es posible un autoanálisis natural, una experiencia de mi mismo, una nueva comprensión, un contacto con un estado de conciencia más puro, más real. Siendo cierto que existen niveles de conciencia desde el sueño hasta la conciencia despierta, también lo es que no resulta obligatorio permanecer en los niveles más bajos permanentemente.
Existen tantos tipos de experiencia de relajación y tensión como personas. Podemos relatar lo que sentimos y vemos que algunas sensaciones son comunes, sin embargo la experiencia subjetiva implica la imposibilidad de verificación completa y por tanto siempre supondremos que con la relajación compartimos experiencias ya que las palabras que las describen parecen que nos son comunes.
Captamos fragmentos de la realidad y nos parecen que son el todo, sin embargo el pensamiento es solo una forma de experimentar la realidad, nuestra percepción sensorial es fragmentaria y aún así desechamos gran parte de la información que nos llega, hemos aprendido a hacerlo así, volvamos a tomar el control de los filtros de la realidad, aprendamos a retomar las percepciones que son útiles al desarrollo de nuestro ser.
El trabajo de relajación es el de unir lo que está separado, la experiencia de relajación es la experiencia de la unidad en un estado de conciencia que la hace posible. Con la calma yo me transformo y el mundo lo hace conmigo.
Un error común es considerar la relajación como un estado de pasividad , no es así en modo alguno. La relajación es un especial modo de actividad en que gran cantidad de centros permanecen estimulados, centros sensitivos, centros de control, y muy en especial aquellos de los que depende directamente los niveles de conciencia más elevados. La relajación es un estado de alta actividad de los centros más elevados del hombre. El movimiento humano debería proceder de esta actividad descrita, los movimientos que componen nuestra vida requieren una distribución organizada de tensiones-distensiones que no sucederán por casualidad, sucedía de forma natural en tiempos en los que existía un equilibrio con el entorno y en la jornada se dedicaba más tiempo al descanso que al trabajo, ese tiempo existió. Existen tribus en la actualidad en que se dedican 8 horas a la semana a trabajar. No es eso a lo que aspiramos pero es a eso a lo que estamos adaptados genéticamente.
No estamos integrados en aquel mundo del pasado, pero tampoco lo estamos en este. La simple sensación de seguridad es mucho más compleja ahora; ya no puedo ir a cazar y vivir de ello, la “caza” ahora es mucho más elaborada. Se depende más de las formulas adecuadas de comportamiento, de conducta que del poder físico para tener garantizado un orden en el mundo, un equilibrio neurológico.
Parte del problema radica en la confusión existente entre lo externo y lo interno, entre los mundos que hay más allá de mi piel y dentro de ella, casi toda la educación que se recibe está orientada a lo externo y la que tiene que ver con el propio individuo se realiza en dirección al área intelectual de forma casi exclusiva. Con el paso del tiempo se acaba reaccionando como lo hace un espejo, lo externo produce de inmediato una respuesta automática en la persona que se reflejará en sus actos, emociones y opiniones, conformando esta misma reacción un mundo más automático. Pareciera que no existiese posibilidad alguna de resistirse a la mecanicidad del mundo externo y sin embargo la hay, no es preciso en un mundo dominado por lo inconsciente tornarse como medio de adaptación más y más inconsciente. Las técnicas de relajación ya desde un principio permiten observar desde la calma algunos automatismos que por el hecho de ser observados cambian, es más el entrenamiento en un estado de calma cotidiano proporciona la experiencia viva de que es posible acceder a un estado de conciencia diferente del aceptado como usual y en breves segundos, esto me proporciona una oportunidad de la que carecía antes de conocer la experiencia práctica de la relajación. La Relajación siempre me aproxima al cuerpo, y este es lo que yo soy, en mi totalidad soy este cuerpo, el enfoque hacia un pensamiento, emoción y sensación psíquicos nos alejan de la realidad orgánica, la única capaz de probar su existencia al menos por ahora.
Tensión y distensión se relacionan continuamente, mucho antes de la existencia de la vida la materia esencial para engendrarla se sometía a los procesos de agregación y dispersión, los enlaces químicos iniciaban procesos que conducirían a la vida. Ya en lo inanimado existe tensión y relajación. La materia sin tensión no existiría y en consecuencia nada viviría.
El origen del universo vino precedido de una compresión-distensión inmensa, el big-bang, el paso de una tensión ilimitada a una distensión controlada favoreció la aparición del cosmos entero.
Hay algo más profundo en las técnicas de relajación que un simple parar, de alguna forma inexplicable pareciera como si al establecer un control voluntario sobre el propio estado de tensión la verdadera naturaleza de mi propio yo se mostrara, tras las múltiples tensiones aparece un estado unificado de calma capaz de producir cambios en dirección hacia un mayor nivel de armonía interior.
De hecho en gran parte de las ocasiones la dificultad que entraña en trabajo de relajación se debe a que tras las primeras experiencias especialmente gratas, tras comprobar que con la simple practica de un ejercicio aparece e n mi vida cotidiana un cierto estado de paz, que puedo controlar mejor alguna situaciones, u otros efectos similares, se le empiezan a pedir a los ejercicios de relajación estos resultados u otros y cuando no aparecen, se produce una frustración y un abandono del trabajo de relajación. Cuando simplemente se hace relajación los efectos se producen, cuando hago para.....lo que sea, añado la tensión que impide el proceso de distensión original, puro....y nada ocurre. Quizás lo más difícil sea comenzar cada vez de nuevo cuando realizo un ejercicio, hacerlo como si no supiera que es la relajación, sumergirme en el ejercicio dispuesto a la experiencia del instante presente.
El objetivo de la relajación no es la inmovilidad, sino una actividad armónica en la cual los movimientos se producen de una forma más solidaria con mi propio ser, el movimiento acaba siendo así una distribución de tensiones y distensiones relativas regidas por un nivel de conciencia más alto que el de la tensión síquica ordinaria en que nos desenvolvemos habitualmente. Por lo tanto la relajación no nos plantea la necesidad de una máxima distensión, más bien al contrario nos permite una intensa actividad, ya que por un lado dispongo de la energía necesaria y por otro de la capacidad de recuperación tras el esfuerzo realizado. Vemos pues que el descanso facilita la actividad y la actividad permite la experiencia de un reposo regenerador, cuando esto sucede en concordancia con mis necesidades orgánicas no hay problema alguno con la tensión-distensión.
No son mis músculos los que generan y acumulan tensión innecesaria, no es mi sistema nervioso el que se desgarra, no reaccionan mis órganos aisladamente, es todo mi ser el que reacciona al mundo en que se encuentra, es mi ser el que se encuentra en el mundo y frente al mundo, no son trozos de mí, soy yo mientras vivo, un todo que se relaciona y responde completamente al espacio en que me encuentro. Solo que esta reacción no es preciso que sea completamente automática como lo es en el resto de los animales, nuestra reacción no es preciso que sea inmediata como el reflejo de un espejo. Solo es precisa esta reacción automática. Cuando hay un riesgo para la conservación de la vida, solo en ese caso está justificado en el hombre el automatismo que permite una acción extraordinariamente rápida, en los demás casos y realmente para ser consciente es preciso el espacio breve de tiempo que permite inhibir o permitir una acción que así será realmente libre, humana.
El estado de alerta permanente en que viven tantas y tantas personas, tan próximo al miedo, es un estado que desgasta, envejece e inutiliza lo mejor de las personas, que favorece el predominio de las emociones negativas y que transforma la vida en una rutina de inseguridad en la que la vacilación y la duda predominan en la experiencia cotidiana.
La inmovilidad provocada por el miedo no relaja, limita, hay una inmovilidad que es apertura hacia el interior y hacia lo externo y hay una inmovilidad que es tensión, hay una acción que es movimiento hacia la vida y una acción que es represión y por tanto pone limites a la circulación de las energías de la vida, es por ello que la relación entre inmovilidad y calma no es real, ni entre tensión y acción. Se puede estar rezando en una ermita lleno de tensión o trabajando activamente en estado de calma.
Hemos de preguntarnos si el hombre es un animal sin capacidad de elección, o en caso contrario con capacidad de decidir entre diversas opciones. Si la respuesta es tan rápida que los centros racionales no tienen capacidad de explorar las diversas posibilidades, el hombre es un animal, si el raciocinio tiene alguna posibilidad es factible ser animal racional. Si además dispongo de los medios que necesito para vivir sin desasosiego, además puedo ser libre.
El movimiento lento de un anciano que lucha contra sus contracturas musculares y limitaciones articulares, no tiene nada de relajado. El movimiento lento del tai Chi no tiene nada de limitado. Movimiento lento en uno y otro caso con significados distintos de restricción y mejora según cual es el origen de cada uno.
Emociones tensas, cuerpo tenso, pensamiento tenso, ¿a que tipo de movimiento y de acción en el mundo darán lugar?, es inevitable, sin posibilidad de elección, más tensión. Es por ello que la relajación es la clave de este enredo, porque solo ella puede poner la cuña que agriete la tensión y la disuelva sin destruir nada, sin eliminar nada, simplemente aflojando, soltando. El estado de calma que produce la relajación se percibe en primer lugar como una calma física es después cuando poco a poco se da uno cuenta de que esa calma penetra el pensamiento y lo vuelve claro, la emoción y se transforma en paz, poco a poco, sin más. La relajación permite esa décima de segundo en que la racionalidad puede formar parte del proceso, la observación de lo que sucede puede ocurrir en ese corto espacio de tiempo que todo lo transforma.
Quizás lo más difícil de entender o de transmitir sea la inmensa cantidad de estados desiguales de tensión o de relajación posibles, y la existencia de niveles de conciencia que tienen relación con estos estados. Y aún más la posibilidad de llegar a elegir en que estado de conciencia habito este cuerpo, esa posibilidad no sucederá en un estado de tensión instintiva.
Es necesario simplificar, más tensión involuntaria es más mecanicidad, más relajación voluntaria es más libertad, es ver que no solo hay un tipo de vida posible sino tantos como estados de conciencia, y cuanto más elevado es el estado de conciencia mas son las posibilidades vitales que se abren ante nosotros.
Si yo estoy tenso mi acción en el mundo es tensa, y vibro en sintonía con esta agitación, por lo tanto mi sistema nervioso estará especialmente dispuesto a percibir y mostrarme todo lo que alrededor se relaciona con mi estado, tensión pues lo que siento, lo que observo es tensión.
Tengo garantizada una orientación involuntaria hacia la tensión, si deseo algo diferente habrá que poner atención en ello ya que no hace falta apenas atención ni energía consciente para vivir el automatismo permanente, sin embargo si hace falta atención y energía consciente para salir de él. Tal como soy en mi mundo interior así es mi mundo exterior, la corriente se orienta a transformar el mundo externo, sin embargo puedo entender que es el cambio interior el que precede al cambio externo. Es por ello que el trabajo de relajación no se realiza con la memoria, ni es para solucionar este o aquel problema en concreto, ni siquiera hemos de relacionarlo con este o aquel cambio sucedido, la relajación es una experiencia intensa y completa que se ha de vivir en el instante preciso en que sucede.
Somos sensación, si no recibo sensaciones no puedo estar activo en el mundo, necesitamos ver, oír, oler, sentir el aire, la presión, la temperatura, si carezco de toda sensación de forma permanente no hay nada en mi que pueda relacionarse con el mundo externo, con el mundo interno, nada. Olvidamos que somos sensación y le damos al pensamiento todos los méritos, le otorgamos todos los logros habidos y por haber, lo colocamos como rey en un trono del que no es más que un usurpador pues el pensamiento no puede experimentar directamente la vida, el pensamiento es lineal puede tratar las cosas una a una y en esto es muy potente cuando se necesita procesar la información y tratarla de esta forma, pero la vida sucede en paralelo, las sensaciones ocurren en paralelo, el pensamiento no puede experimentar la sensación, pero puede limitarla para que se ajuste a sus deseos (posibilidades), a su limitada funcionalidad lineal, a su autoridad, haciendo de la vida una experiencia rectilínea, empobrecida, confinada a las rutinas de un pensamiento que se piensa a si mismo una y otra vez con los mismos tópicos típicos, con las mismas frases hechas, con más de lo mismo. El pensamiento funciona de lo conocido a lo conocido, la memoria es útil pero es pasado, el presente es la vida, la realidad sucede ahora y es sensación.
La relajación nos introduce en la tarea de volver a intentar un ejercicio práctico de sensación, nos invita a sentir el cuerpo y sus sensaciones, sin juzgarlas, sin compararlas, dejando de esta forma el pensamiento automático al margen de la experiencia, por unos instantes al menos, y cuando aparece durante el ejercicio recordando cosas sin interés alguno puedo percibir con claridad como en ocasiones quedo cautivo de ese pensamiento involuntario que sucede en mi, sin mi intervención consciente.
La relajación no es para relajarse, la relajación es un conjunto de técnicas que permiten una tensión de realización, activadora de energías. La tensión ordinaria no es para tensarse, es un medio de represión capaz de inhibir la acción de las energías vitales, limitando la experiencia y conformándola a una experiencia anterior y enfocada a un mundo tal como el pensamiento dice que es y debe ser. El presente es de tal forma y el futuro debe ser de tal otra, solo el pensamiento hace esto, y de esta forma crea una separación entre lo que es y lo que debería ser, añadiendo más y más tensión a la experiencia, hasta que al final las personas acaban el día agotadas, y se levantan por la mañana ya cansadas, pues nadie puede con el peso del hoy, del ayer y del mañana sobre sí, y la tensión se acumula sin que nadie proporcione una herramienta sencilla que permita al menos una leve ayuda para aflojar esa musculatura tensa que consume la energía preciosa que produce mi cuerpo. Esa herramienta es la relajación, capaz de relajar la musculatura sin proporcionar una gastritis a cambio.
Una de las dificultades con que cuenta el aprendizaje o la practica de la relajación es que todo el mundo cree que sabe relajarse, que con descansar un fin de semana o con tomar unas vacaciones ya se produce una relajación automática, el asunto es que al volver la tensión sigue donde estaba. Precisamente la relajación no tiene nada de automática, es preciso un trabajo consciente, atento y voluntario para que el aprendizaje de las técnicas sea efectivo, en esto no se diferencia en nada otros aprendizajes, no se pueden aprender artes marciales intelectualmente, ni pintura, ni ninguna otra cosa que requiera experiencia, sensación.
La importancia que tiene para la salud un estado de tensión-distensión percibido como agradable es difícil de describir. Nos encontraremos con un cuerpo distinto cuando es sometido a años ingrata tensión, de melancólica relajación o cuando el paso alternante entre ambos estados es percibido como atractivo, sugestivo, grato. Toda patología se corresponde con estados alterados del movimiento, o más concretamente por cambios en los estados de tensión-distensión, en el futuro se tendrán en cuenta estos estados y se considerarán dentro de los signos y síntomas a valorar como parte del diagnóstico y a considerar de cara al tratamiento. En el momento actual se sigue considerando la enfermedad como un funcionamiento erróneo del cuerpo, un desequilibrio de la homeostasis que a través de ciertas sustancias, equipos, cirugía, etc, será devuelto a la normalidad. Sin embargo debido a que cada ser humano experimenta como satisfactorios diferentes grados de tensión – distensión no será posible jamás establecer un diagnostico basado únicamente en estos aspectos de la personalidad, lo cual no impide que empiece a tomarse en cuanta los estados de hipertensión o atonía que acompañan a cuantiosas patologías habituales como un síntoma a evaluar.
La palabra relajación tiene distinto significado si la aplicamos a la esfera emocional, intelectual o física del hombre. Como técnica aplicada al desarrollo del ser humano es aún más difícil de definir pues alcanza a los tres aspectos antes citados, en realidad el aspecto más importante es precisamente ese, que es una técnica que alcanza a la vez la totalidad de lo que soy, cuerpo, mente y emoción, al mismo tiempo; la relajación es un método de desarrollo personal que facilita la propia comprensión y la del medio en que se vive ya que facilita la experiencia y su integración en lo que yo soy.
Somos materia y sin embargo no respondemos necesariamente de forma mecánica a sus leyes, en parte nos comportamos como si fuéramos máquinas, los procesos que ocurren en nosotros de transformación de materias en energía, la circulación de fluidos en nuestro interior o el funcionamiento del cerebro parecen asemejarnos a estructuras más próximas a las leyes de la mecánica que a otra cosa, sin embargo podemos substraernos a esta atracción que gravita sobre todo lo material, algo en nosotros parece desear buscar un equilibrio dinámico, algo en nosotros parece reconocer la posibilidad de una existencia más consciente, más sensitiva, más humana, la sensación de que esto es posible todavía permanece en la profundidad de una gran cantidad de seres humanos.
Algunos no alcanzamos a comprender las divisiones que se hacen entre un hombre corporal y un hombre psíquico, de normal vienen en el mismo paquete, las divisiones hacen eso: dividir, de forma que la comprensión tras la división es un comprensión parcial, debilitada, de una parte que excluye el todo, sin embargo el hombre es una totalidad, y no es comprensible a través de las porciones que lo componen, porque no es solo automatismos, no es pura mecanicidad, no del todo.
El hombre es un ser que se ve acelerado por sus desequilibrios, en ocasionas hasta hacerlo tambalear y caer, apresurarse es dejar de sentir, volverse más y más mecánico, hasta que se es tan mecánico que se difuminan las cualidades que nos distinguen de los animales, de las máquinas, de la materia inanimada. La tensión desmesurada pone en marcha la inconsciencia y esta es muy rápida, cada vez más y más rápida. Es por ello que una técnica que permite parar, permite poner cota al desequilibrio acelerado. A través de la relajación accedemos a la posibilidad de elegir, de parar o seguir, parar unos instantes, una décima de segundo, es suficiente para sentir, para volver a la sensación.
Cada vez más personas se dan cuenta de que padecen un exceso de tensión y buscan una salida a través de la relajación el yoga u otras disciplina orientales, sin embargo de lo que sufren es de una tensión equivocada y lo que necesitan es una eu-tensión, y no precisan cualquier relajación como un descanso de fin de semana sino una eu-relajación, cuando la tensión conduce a la hiperactividad y la relajación a la depresión nos encontramos frente a un desequilibrio nefasto de los desplazamientos de la tensión que conducen a niveles más bajos de conciencia y a desequilibrios orgánicos que desembocan sin remedio en patologías cuyo origen es el estrés.
Es la sociedad industrializada y masificada en la que vivimos la que nos incita a desarrollar unas cualidades en detrimento de otras, las que no se desarrollan se atrofian sin remedio. En medio de esta comunidad urbana competitiva, restrictiva, represiva y tensa las escuelas enseñan a aceptar sus principios, las empresas aplican sus valores, la política se muestra implacable. En todos los lugares el valor supremo es el rendimiento. Las capacidades de las personas parecen no importar, su desarrollo menos, una sociedad homogénea es más fácil de dirigir que una en la que sus integrantes se reconocen como seres únicos, valiosos en si mismos. Solo a cada individuo le interesa profundamente su desarrollo armónico, es una tarea personal a emprender que hará una sociedad mejor, el primer paso es la relajación acompañada de una tensión correcta, un parar, una calma que proporciona la relajación y un movimiento correcto que parte de un cuidado reconocimiento de este cuerpo que yo soy. Siempre se ha descuidado la importancia del movimiento en los ejercicios de relajación, y sin embargo son una fuente importante de sensaciones que ayudan a percibir el cuerpo y su movimiento en libertad como eje de una acción en el mundo con una eutensión. La relajación sin que pueda ser aplicada a la acción cotidiana no tiene sentido, el movimiento y la sensación del mismo son esenciales en el trabajo efectivo de Relajación.
Por un lado tensión, por otro monotonía , la compleja relación entre un estado de distres y otro de aburrimiento repetitivos lleva al hombre de forma mecánica a un estado de conciencia inferior al que le corresponde como ser humano, y desde ese estado vive la vida, no es de extrañar que a partir de ahí las experiencias se vean interpretadas en base a este particular estado de conciencia, que no me permitirá ver las cosas como son, sino como soy yo. Y es así en cada caso, en todos los casos.
¿Es acaso el mundo tenso y hace al hombre como es, o un hombre tenso crea un mundo mecánico, lleno de reglas y rígido al extremo?. Existe una relación entre el mundo que habito y yo mismo que a veces resulta difícil diferenciar entre uno y otro, llegamos a sentir el mundo más que a nuestro propio cuerpo. Incluso más allá: no diferenciamos entre lo que ocurre allí fuera y la reacción que produce en mí.
Pero si no me percibo ¿cómo podría establecer una relación adecuada en y con el mundo exterior, esta es la clave, y eso es lo que logra la relajación: restablecer un contacto con mi propio yo, con lo que pienso, siento, con mis emociones.
Solo a través de la propia percepción puedo ver mi cuerpo sufrir inútilmente con las emociones negativas. La relajación facilita un orden interno, establece una jerarquía original desde la que es posible un autoanálisis natural, una experiencia de mi mismo, una nueva comprensión, un contacto con un estado de conciencia más puro, más real. Siendo cierto que existen niveles de conciencia desde el sueño hasta la conciencia despierta, también lo es que no resulta obligatorio permanecer en los niveles más bajos permanentemente.
Existen tantos tipos de experiencia de relajación y tensión como personas. Podemos relatar lo que sentimos y vemos que algunas sensaciones son comunes, sin embargo la experiencia subjetiva implica la imposibilidad de verificación completa y por tanto siempre supondremos que con la relajación compartimos experiencias ya que las palabras que las describen parecen que nos son comunes.
Captamos fragmentos de la realidad y nos parecen que son el todo, sin embargo el pensamiento es solo una forma de experimentar la realidad, nuestra percepción sensorial es fragmentaria y aún así desechamos gran parte de la información que nos llega, hemos aprendido a hacerlo así, volvamos a tomar el control de los filtros de la realidad, aprendamos a retomar las percepciones que son útiles al desarrollo de nuestro ser.
El trabajo de relajación es el de unir lo que está separado, la experiencia de relajación es la experiencia de la unidad en un estado de conciencia que la hace posible. Con la calma yo me transformo y el mundo lo hace conmigo.
Un error común es considerar la relajación como un estado de pasividad , no es así en modo alguno. La relajación es un especial modo de actividad en que gran cantidad de centros permanecen estimulados, centros sensitivos, centros de control, y muy en especial aquellos de los que depende directamente los niveles de conciencia más elevados. La relajación es un estado de alta actividad de los centros más elevados del hombre. El movimiento humano debería proceder de esta actividad descrita, los movimientos que componen nuestra vida requieren una distribución organizada de tensiones-distensiones que no sucederán por casualidad, sucedía de forma natural en tiempos en los que existía un equilibrio con el entorno y en la jornada se dedicaba más tiempo al descanso que al trabajo, ese tiempo existió. Existen tribus en la actualidad en que se dedican 8 horas a la semana a trabajar. No es eso a lo que aspiramos pero es a eso a lo que estamos adaptados genéticamente.
No estamos integrados en aquel mundo del pasado, pero tampoco lo estamos en este. La simple sensación de seguridad es mucho más compleja ahora; ya no puedo ir a cazar y vivir de ello, la “caza” ahora es mucho más elaborada. Se depende más de las formulas adecuadas de comportamiento, de conducta que del poder físico para tener garantizado un orden en el mundo, un equilibrio neurológico.
Parte del problema radica en la confusión existente entre lo externo y lo interno, entre los mundos que hay más allá de mi piel y dentro de ella, casi toda la educación que se recibe está orientada a lo externo y la que tiene que ver con el propio individuo se realiza en dirección al área intelectual de forma casi exclusiva. Con el paso del tiempo se acaba reaccionando como lo hace un espejo, lo externo produce de inmediato una respuesta automática en la persona que se reflejará en sus actos, emociones y opiniones, conformando esta misma reacción un mundo más automático. Pareciera que no existiese posibilidad alguna de resistirse a la mecanicidad del mundo externo y sin embargo la hay, no es preciso en un mundo dominado por lo inconsciente tornarse como medio de adaptación más y más inconsciente. Las técnicas de relajación ya desde un principio permiten observar desde la calma algunos automatismos que por el hecho de ser observados cambian, es más el entrenamiento en un estado de calma cotidiano proporciona la experiencia viva de que es posible acceder a un estado de conciencia diferente del aceptado como usual y en breves segundos, esto me proporciona una oportunidad de la que carecía antes de conocer la experiencia práctica de la relajación. La Relajación siempre me aproxima al cuerpo, y este es lo que yo soy, en mi totalidad soy este cuerpo, el enfoque hacia un pensamiento, emoción y sensación psíquicos nos alejan de la realidad orgánica, la única capaz de probar su existencia al menos por ahora.
Tensión y distensión se relacionan continuamente, mucho antes de la existencia de la vida la materia esencial para engendrarla se sometía a los procesos de agregación y dispersión, los enlaces químicos iniciaban procesos que conducirían a la vida. Ya en lo inanimado existe tensión y relajación. La materia sin tensión no existiría y en consecuencia nada viviría.
El origen del universo vino precedido de una compresión-distensión inmensa, el big-bang, el paso de una tensión ilimitada a una distensión controlada favoreció la aparición del cosmos entero.
Hay algo más profundo en las técnicas de relajación que un simple parar, de alguna forma inexplicable pareciera como si al establecer un control voluntario sobre el propio estado de tensión la verdadera naturaleza de mi propio yo se mostrara, tras las múltiples tensiones aparece un estado unificado de calma capaz de producir cambios en dirección hacia un mayor nivel de armonía interior.
De hecho en gran parte de las ocasiones la dificultad que entraña en trabajo de relajación se debe a que tras las primeras experiencias especialmente gratas, tras comprobar que con la simple practica de un ejercicio aparece e n mi vida cotidiana un cierto estado de paz, que puedo controlar mejor alguna situaciones, u otros efectos similares, se le empiezan a pedir a los ejercicios de relajación estos resultados u otros y cuando no aparecen, se produce una frustración y un abandono del trabajo de relajación. Cuando simplemente se hace relajación los efectos se producen, cuando hago para.....lo que sea, añado la tensión que impide el proceso de distensión original, puro....y nada ocurre. Quizás lo más difícil sea comenzar cada vez de nuevo cuando realizo un ejercicio, hacerlo como si no supiera que es la relajación, sumergirme en el ejercicio dispuesto a la experiencia del instante presente.
El objetivo de la relajación no es la inmovilidad, sino una actividad armónica en la cual los movimientos se producen de una forma más solidaria con mi propio ser, el movimiento acaba siendo así una distribución de tensiones y distensiones relativas regidas por un nivel de conciencia más alto que el de la tensión síquica ordinaria en que nos desenvolvemos habitualmente. Por lo tanto la relajación no nos plantea la necesidad de una máxima distensión, más bien al contrario nos permite una intensa actividad, ya que por un lado dispongo de la energía necesaria y por otro de la capacidad de recuperación tras el esfuerzo realizado. Vemos pues que el descanso facilita la actividad y la actividad permite la experiencia de un reposo regenerador, cuando esto sucede en concordancia con mis necesidades orgánicas no hay problema alguno con la tensión-distensión.
No son mis músculos los que generan y acumulan tensión innecesaria, no es mi sistema nervioso el que se desgarra, no reaccionan mis órganos aisladamente, es todo mi ser el que reacciona al mundo en que se encuentra, es mi ser el que se encuentra en el mundo y frente al mundo, no son trozos de mí, soy yo mientras vivo, un todo que se relaciona y responde completamente al espacio en que me encuentro. Solo que esta reacción no es preciso que sea completamente automática como lo es en el resto de los animales, nuestra reacción no es preciso que sea inmediata como el reflejo de un espejo. Solo es precisa esta reacción automática. Cuando hay un riesgo para la conservación de la vida, solo en ese caso está justificado en el hombre el automatismo que permite una acción extraordinariamente rápida, en los demás casos y realmente para ser consciente es preciso el espacio breve de tiempo que permite inhibir o permitir una acción que así será realmente libre, humana.
El estado de alerta permanente en que viven tantas y tantas personas, tan próximo al miedo, es un estado que desgasta, envejece e inutiliza lo mejor de las personas, que favorece el predominio de las emociones negativas y que transforma la vida en una rutina de inseguridad en la que la vacilación y la duda predominan en la experiencia cotidiana.
La inmovilidad provocada por el miedo no relaja, limita, hay una inmovilidad que es apertura hacia el interior y hacia lo externo y hay una inmovilidad que es tensión, hay una acción que es movimiento hacia la vida y una acción que es represión y por tanto pone limites a la circulación de las energías de la vida, es por ello que la relación entre inmovilidad y calma no es real, ni entre tensión y acción. Se puede estar rezando en una ermita lleno de tensión o trabajando activamente en estado de calma.
Hemos de preguntarnos si el hombre es un animal sin capacidad de elección, o en caso contrario con capacidad de decidir entre diversas opciones. Si la respuesta es tan rápida que los centros racionales no tienen capacidad de explorar las diversas posibilidades, el hombre es un animal, si el raciocinio tiene alguna posibilidad es factible ser animal racional. Si además dispongo de los medios que necesito para vivir sin desasosiego, además puedo ser libre.
El movimiento lento de un anciano que lucha contra sus contracturas musculares y limitaciones articulares, no tiene nada de relajado. El movimiento lento del tai Chi no tiene nada de limitado. Movimiento lento en uno y otro caso con significados distintos de restricción y mejora según cual es el origen de cada uno.
Emociones tensas, cuerpo tenso, pensamiento tenso, ¿a que tipo de movimiento y de acción en el mundo darán lugar?, es inevitable, sin posibilidad de elección, más tensión. Es por ello que la relajación es la clave de este enredo, porque solo ella puede poner la cuña que agriete la tensión y la disuelva sin destruir nada, sin eliminar nada, simplemente aflojando, soltando. El estado de calma que produce la relajación se percibe en primer lugar como una calma física es después cuando poco a poco se da uno cuenta de que esa calma penetra el pensamiento y lo vuelve claro, la emoción y se transforma en paz, poco a poco, sin más. La relajación permite esa décima de segundo en que la racionalidad puede formar parte del proceso, la observación de lo que sucede puede ocurrir en ese corto espacio de tiempo que todo lo transforma.
Quizás lo más difícil de entender o de transmitir sea la inmensa cantidad de estados desiguales de tensión o de relajación posibles, y la existencia de niveles de conciencia que tienen relación con estos estados. Y aún más la posibilidad de llegar a elegir en que estado de conciencia habito este cuerpo, esa posibilidad no sucederá en un estado de tensión instintiva.
Es necesario simplificar, más tensión involuntaria es más mecanicidad, más relajación voluntaria es más libertad, es ver que no solo hay un tipo de vida posible sino tantos como estados de conciencia, y cuanto más elevado es el estado de conciencia mas son las posibilidades vitales que se abren ante nosotros.
Si yo estoy tenso mi acción en el mundo es tensa, y vibro en sintonía con esta agitación, por lo tanto mi sistema nervioso estará especialmente dispuesto a percibir y mostrarme todo lo que alrededor se relaciona con mi estado, tensión pues lo que siento, lo que observo es tensión.
Tengo garantizada una orientación involuntaria hacia la tensión, si deseo algo diferente habrá que poner atención en ello ya que no hace falta apenas atención ni energía consciente para vivir el automatismo permanente, sin embargo si hace falta atención y energía consciente para salir de él. Tal como soy en mi mundo interior así es mi mundo exterior, la corriente se orienta a transformar el mundo externo, sin embargo puedo entender que es el cambio interior el que precede al cambio externo. Es por ello que el trabajo de relajación no se realiza con la memoria, ni es para solucionar este o aquel problema en concreto, ni siquiera hemos de relacionarlo con este o aquel cambio sucedido, la relajación es una experiencia intensa y completa que se ha de vivir en el instante preciso en que sucede.
Somos sensación, si no recibo sensaciones no puedo estar activo en el mundo, necesitamos ver, oír, oler, sentir el aire, la presión, la temperatura, si carezco de toda sensación de forma permanente no hay nada en mi que pueda relacionarse con el mundo externo, con el mundo interno, nada. Olvidamos que somos sensación y le damos al pensamiento todos los méritos, le otorgamos todos los logros habidos y por haber, lo colocamos como rey en un trono del que no es más que un usurpador pues el pensamiento no puede experimentar directamente la vida, el pensamiento es lineal puede tratar las cosas una a una y en esto es muy potente cuando se necesita procesar la información y tratarla de esta forma, pero la vida sucede en paralelo, las sensaciones ocurren en paralelo, el pensamiento no puede experimentar la sensación, pero puede limitarla para que se ajuste a sus deseos (posibilidades), a su limitada funcionalidad lineal, a su autoridad, haciendo de la vida una experiencia rectilínea, empobrecida, confinada a las rutinas de un pensamiento que se piensa a si mismo una y otra vez con los mismos tópicos típicos, con las mismas frases hechas, con más de lo mismo. El pensamiento funciona de lo conocido a lo conocido, la memoria es útil pero es pasado, el presente es la vida, la realidad sucede ahora y es sensación.
La relajación nos introduce en la tarea de volver a intentar un ejercicio práctico de sensación, nos invita a sentir el cuerpo y sus sensaciones, sin juzgarlas, sin compararlas, dejando de esta forma el pensamiento automático al margen de la experiencia, por unos instantes al menos, y cuando aparece durante el ejercicio recordando cosas sin interés alguno puedo percibir con claridad como en ocasiones quedo cautivo de ese pensamiento involuntario que sucede en mi, sin mi intervención consciente.
La relajación no es para relajarse, la relajación es un conjunto de técnicas que permiten una tensión de realización, activadora de energías. La tensión ordinaria no es para tensarse, es un medio de represión capaz de inhibir la acción de las energías vitales, limitando la experiencia y conformándola a una experiencia anterior y enfocada a un mundo tal como el pensamiento dice que es y debe ser. El presente es de tal forma y el futuro debe ser de tal otra, solo el pensamiento hace esto, y de esta forma crea una separación entre lo que es y lo que debería ser, añadiendo más y más tensión a la experiencia, hasta que al final las personas acaban el día agotadas, y se levantan por la mañana ya cansadas, pues nadie puede con el peso del hoy, del ayer y del mañana sobre sí, y la tensión se acumula sin que nadie proporcione una herramienta sencilla que permita al menos una leve ayuda para aflojar esa musculatura tensa que consume la energía preciosa que produce mi cuerpo. Esa herramienta es la relajación, capaz de relajar la musculatura sin proporcionar una gastritis a cambio.
Una de las dificultades con que cuenta el aprendizaje o la practica de la relajación es que todo el mundo cree que sabe relajarse, que con descansar un fin de semana o con tomar unas vacaciones ya se produce una relajación automática, el asunto es que al volver la tensión sigue donde estaba. Precisamente la relajación no tiene nada de automática, es preciso un trabajo consciente, atento y voluntario para que el aprendizaje de las técnicas sea efectivo, en esto no se diferencia en nada otros aprendizajes, no se pueden aprender artes marciales intelectualmente, ni pintura, ni ninguna otra cosa que requiera experiencia, sensación.
La importancia que tiene para la salud un estado de tensión-distensión percibido como agradable es difícil de describir. Nos encontraremos con un cuerpo distinto cuando es sometido a años ingrata tensión, de melancólica relajación o cuando el paso alternante entre ambos estados es percibido como atractivo, sugestivo, grato. Toda patología se corresponde con estados alterados del movimiento, o más concretamente por cambios en los estados de tensión-distensión, en el futuro se tendrán en cuenta estos estados y se considerarán dentro de los signos y síntomas a valorar como parte del diagnóstico y a considerar de cara al tratamiento. En el momento actual se sigue considerando la enfermedad como un funcionamiento erróneo del cuerpo, un desequilibrio de la homeostasis que a través de ciertas sustancias, equipos, cirugía, etc, será devuelto a la normalidad. Sin embargo debido a que cada ser humano experimenta como satisfactorios diferentes grados de tensión – distensión no será posible jamás establecer un diagnostico basado únicamente en estos aspectos de la personalidad, lo cual no impide que empiece a tomarse en cuanta los estados de hipertensión o atonía que acompañan a cuantiosas patologías habituales como un síntoma a evaluar.
La palabra relajación tiene distinto significado si la aplicamos a la esfera emocional, intelectual o física del hombre. Como técnica aplicada al desarrollo del ser humano es aún más difícil de definir pues alcanza a los tres aspectos antes citados, en realidad el aspecto más importante es precisamente ese, que es una técnica que alcanza a la vez la totalidad de lo que soy, cuerpo, mente y emoción, al mismo tiempo; la relajación es un método de desarrollo personal que facilita la propia comprensión y la del medio en que se vive ya que facilita la experiencia y su integración en lo que yo soy.
Somos materia y sin embargo no respondemos necesariamente de forma mecánica a sus leyes, en parte nos comportamos como si fuéramos máquinas, los procesos que ocurren en nosotros de transformación de materias en energía, la circulación de fluidos en nuestro interior o el funcionamiento del cerebro parecen asemejarnos a estructuras más próximas a las leyes de la mecánica que a otra cosa, sin embargo podemos substraernos a esta atracción que gravita sobre todo lo material, algo en nosotros parece desear buscar un equilibrio dinámico, algo en nosotros parece reconocer la posibilidad de una existencia más consciente, más sensitiva, más humana, la sensación de que esto es posible todavía permanece en la profundidad de una gran cantidad de seres humanos.
Algunos no alcanzamos a comprender las divisiones que se hacen entre un hombre corporal y un hombre psíquico, de normal vienen en el mismo paquete, las divisiones hacen eso: dividir, de forma que la comprensión tras la división es un comprensión parcial, debilitada, de una parte que excluye el todo, sin embargo el hombre es una totalidad, y no es comprensible a través de las porciones que lo componen, porque no es solo automatismos, no es pura mecanicidad, no del todo.
El hombre es un ser que se ve acelerado por sus desequilibrios, en ocasionas hasta hacerlo tambalear y caer, apresurarse es dejar de sentir, volverse más y más mecánico, hasta que se es tan mecánico que se difuminan las cualidades que nos distinguen de los animales, de las máquinas, de la materia inanimada. La tensión desmesurada pone en marcha la inconsciencia y esta es muy rápida, cada vez más y más rápida. Es por ello que una técnica que permite parar, permite poner cota al desequilibrio acelerado. A través de la relajación accedemos a la posibilidad de elegir, de parar o seguir, parar unos instantes, una décima de segundo, es suficiente para sentir, para volver a la sensación.
Cada vez más personas se dan cuenta de que padecen un exceso de tensión y buscan una salida a través de la relajación el yoga u otras disciplina orientales, sin embargo de lo que sufren es de una tensión equivocada y lo que necesitan es una eu-tensión, y no precisan cualquier relajación como un descanso de fin de semana sino una eu-relajación, cuando la tensión conduce a la hiperactividad y la relajación a la depresión nos encontramos frente a un desequilibrio nefasto de los desplazamientos de la tensión que conducen a niveles más bajos de conciencia y a desequilibrios orgánicos que desembocan sin remedio en patologías cuyo origen es el estrés.
Es la sociedad industrializada y masificada en la que vivimos la que nos incita a desarrollar unas cualidades en detrimento de otras, las que no se desarrollan se atrofian sin remedio. En medio de esta comunidad urbana competitiva, restrictiva, represiva y tensa las escuelas enseñan a aceptar sus principios, las empresas aplican sus valores, la política se muestra implacable. En todos los lugares el valor supremo es el rendimiento. Las capacidades de las personas parecen no importar, su desarrollo menos, una sociedad homogénea es más fácil de dirigir que una en la que sus integrantes se reconocen como seres únicos, valiosos en si mismos. Solo a cada individuo le interesa profundamente su desarrollo armónico, es una tarea personal a emprender que hará una sociedad mejor, el primer paso es la relajación acompañada de una tensión correcta, un parar, una calma que proporciona la relajación y un movimiento correcto que parte de un cuidado reconocimiento de este cuerpo que yo soy. Siempre se ha descuidado la importancia del movimiento en los ejercicios de relajación, y sin embargo son una fuente importante de sensaciones que ayudan a percibir el cuerpo y su movimiento en libertad como eje de una acción en el mundo con una eutensión. La relajación sin que pueda ser aplicada a la acción cotidiana no tiene sentido, el movimiento y la sensación del mismo son esenciales en el trabajo efectivo de Relajación.
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