En la actualidad, debido a la vida tan agitada que llevamos la gran mayoría de los jóvenes, es común sentirnos atacados por el estrés y otros trastornos nerviosos. Para contrarrestar estos males, existen métodos como la meditación que tiene como objetivo ayudar a la relajación y a encontrar la tranquilidad, eliminando de la mente preocupaciones y pensamientos que nos perturben.
La meditación se practica en muchas culturas desde tiempo muy remotos; incluso existen instituciones especializadas que enseñan técnicas muy elaboradas. Sin embargo, no es necesario acudir a una de ellas para aprender esta sencilla técnica.
En primer lugar, debemos escoger una habitación tranquila donde nadie nos interrumpa, que podemos ambientar con algún incienso de olor suave y utilizando ropa cómoda, que no ajuste ninguna parte de nuestro cuerpo. Nos ubicamos en cualquier postura relajada; la postura ideal es sentado con las piernas cruzadas, la espalda recta y los ojos cerrados.
Esperamos que la respiración se normalice y escogemos cualquier palabra que no tenga ningún sentido emocional para nosotros y la repetimos en nuestra mente, sin mover los labios; debemos prestar mucha atención al “sonido” de la palabra sin importar el significado de ella. Otra manera de meditar es fijar la atención en un objeto inmóvil como algún adorno; debemos fijar la mirada e intentar poner la mente en blanco, sin analizar su forma.
Si durante la meditación interfiriera algún pensamiento, debemos regresar lentamente a la palabra u objeto elegido, sin esforzarnos, simplemente tratar de no seguirlos y no preocuparnos si lo estamos haciendo bien o mal.
Para empezar podemos meditar en esta forma por cinco minutos dos veces al día y luego ir incrementando el tiempo hasta llegar a unos veinte minutos en cada sesión.
Está comprobado clínicamente que este método realizado regularmente reduce la tensión y la falta de tranquilidad, ayudándonos a descansar mejor y, por consiguiente, brindándonos másenergías para cumplir con nuestros deberes y actividades.
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